Locuras de actores y actrices II.
Suzan hace una danza sagrada con el Diablo adentro.
Analicemos ahora el caso de una actriz haciendo el personaje de una poseída, que actoralmente es equivalente al de una loca. Se trata de Suzan Crowley haciendo el papel de Maria Rossi en la película Con el Diablo Adentro (Devil Inside, 2012). El trabajo de esta actriz se ha restringido casi totalmente a series de TV, y es tan poco conocida que ni siquiera tiene un lugar en Wikipedia. Sin embargo su actuación en esta película es impresionante y terrorífica. Baste ver esta escena:
Maria Rossi se encuentra recluída en un manicomio y su hija Isabel va a visitarla después de muchos años transcurridos. Al principio, con la mirada perdida, Maria parece no reconocerla, mientras comienza a pronunciar repetitivamente una frase: "connect the cuts". Entonces le muestra las marcas de los cortes en los brazos y en la boca que ella misma se ha hecho. Después se acerca a Isabel (de hecho primero la llama con la mano) y le hace una advertencia sobre lo malo que ha sido abortar un hijo (lo cual es imposible que ella lo supiera, y esto le añade a la escena un elemento paranormal). Por último Maria pega un grito escalofriante en la cara de su hija para de inmediato contorsionarse. Estas cuatro acciones simples y definidas, en un lapso de menos de un minuto forman una sucesión de pasos contundentes desde la pasividad casi vegetal hasta arrojarse en un abismo ¿el suyo propio? ¿el de su hija? Y en cada una de estas fases podemos ver un personaje vivo, en acecho, hasta peligroso. Las fases no están aisladas: el paso de una a otra es natural; hay un hilo de Ariadna que guía a la actriz en su laberinto, hasta su encuentro con el Minotauro. El cuerpo de la actriz es como una vasija llena, rebosante de energía, de vida, de misterio. Todo en ella habla, sobretodo los ojos. Las dos fases intermedias, en las que Maria se dirige a su hija, están llenas de intención abrumadora.
Este ejemplo sencillo nos da la pauta para observar la manera de actuar de una mujer. La técnica consiste en abrir y cerrar, con la precisión y forma adecuadas, la compuerta del magma psicoemocional que subyace naturalmente en una mujer. Para eso la actriz ha entrenado sus cuerpos físico y emocional. De no ser así, la vasija no podría soportar la energía contenida, y esta se derramaría o se rompería. Los músculos deben ser lo suficientemente fuertes para aguantar la contorsión.
También este ejemplo nos habla de cómo la Gran Farsa ubica a la actuación verdadera. Siendo una actriz poco conocida, Suzan Crowley ha mostrado oficio y misterio. Es capaz de crear la danza congruente de su personaje. No podemos entonces dejar de comparar este resultado con el de Jack Nicholson, que comentamos en la primera parte de esta entrega. Así que los Oscares no premian la maestría en la actuación, sino la afiliación con Hollywood. Y los rubros a Mejor Actor y Mejor Actriz no toman en cuenta estas notables diferencias entre los actores y las actrices, tan distintas como los cromosomas femenino y masculino, o como el Yin y el Yang.
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