Sunday, September 22, 2024

Carta a Andrés Manuel López Obrador


Querido y admirado Presidente:

Siempre queda corto cualquier saludo de una carta que se escribe a una persona cercana, entrañable, como un padre, un hermano, un buen amigo, un maestro, alguien que ha estado presente en la vida de uno desde hace años, décadas, toda una vida, o buena parte de esta. Este es el caso. Tú has sido esa parte importante de mi vida desde hace casi un cuarto de siglo. Has sido una guía, una inspiración, un símbolo, un patriota, un líder, un maestro, un titán. De nuevo todas estas palabras parecen cursis o huecas para quien las leyera desde fuera, sin haber vivido nuestra historia, la de millones de mexicanos que hemos estado a tu lado desde el año del Desafuero y que no dudamos en seguir gritando ¡Es un honor estar con Obrador!

Nuestra historia está llena de anécdotas, obstáculos, derrotas, triunfos, momentos oscuros e instantes sublimes. Como aquella vez en el Plantón, sobre la calle de Madero, cuando puse una frase en un gran pedazo de papel Kraft en el que la gente plasmaba sus propios pensamientos. "Estamos en la cresta de la Historia" escribí. Tiempo más tarde, al leer el libro de Elena Poniatowska "Amanecer en el Zócalo" descubrí mi frase en una página: ella la había registrado al describir ese mismo sitio. O el periódico mural que organizamos varios colegas del departamento en la universidad donde soy profesor, en el que poníamos la información importante sobre el Movimiento, con fotos, explicaciones y los datos de medios alternativos, tan marginales en aquel momento, y cuando había una gran concentración, la palabra ¡ZÓCALO! con grandes letras que cruzaban en diagonal todo el periódico. O las propias mantas que mandaba a hacer con un maestro rotulista que me miraba siempre con complicidad, y luego yo las colocaba en la azotea de mi casa para difundir la información sobre alguna de las muchas manifestaciones.

O las tres o cuatro veces que te extendí la mano para saludarte y me la estrechabas, y en algunas de esas ocasiones parecías reconocerme de las veces anteriores. Una vez incluso platicamos unos minutos cuando fui invitado como parte del público en una entrevista que te hicieron en la W. Eran los tiempos difíciles, en los que teníamos apenas un hilito de esperanza,  y me dijiste que había qué seguir y organizarnos en comités. O aquella manifestación junto a la torre de Pemex, a la que fui con una bandera que confeccionó mi suegra y en la que mandé bordar el escudo del águila juarista. La misma que aparecía en los billetes de veinte pesos y que el gobierno de Calderón quitó. Entonces cada vez que me daban un billete de esos yo no los aceptaba porque no llevaba el símbolo de nuestro movimiento.

No puedo menos de darle gracias a la vida que me ha dado la oportunidad de ser contemporáneo de un personaje histórico del nivel de Hidalgo, Juárez, Madero, Cárdenas, Y todavía más que eso, como tú mismo lo dices, la oportunidad de haber sido parte de un gran movimiento social, triunfante y transformador, que va incluso más allá de las anteriores tres transformaciones, porque este es un proceso gradual, pacífico, colectivo, sólido, que parece irreversible.

Gracias Presidente, por ese empujón que diste, por esa huella que imprimiste, por ese despertar que lideraste para nuestra gran nación y su portentosa Historia..

Hasta siempre Andrés Manuel.

Rogelio.