Sunday, December 6, 2015

Macbeth, la nueva versión cinematográfica que es una joya verdaderamente shakespeariana.



Entrado en reseñas, ahora escribo la de una joya cinematográfica que ha llegado a nosotros desde Australia, considerando que ese es el país de origen del joven director Justin Kurzel. Esta es su segunda película (habiendo participado anteriormente en una recopilación de cortos después de su ópera prima Snowtown), y esperaremos con ansia la siguiente. El reto era enorme: poner en el cine una de las más grandes tragedias de Shakespeare, sin caer en los diversos caminos zurcados por directores como Kurosawa o Polanski, y por actores como Orson Welles, Patrick Stewart o Ian McKellen. Una vez caída en esos enormes zurcos, la comparación estaría prácticamente perdida. Pero en cambio, tenemos una versión original, sólida, a la altura de las mencionadas, y lo más importante, con un profundo y original sabor a Shakespeare.

Kurzel se permite un estilo sobrio, reflexivo, contemplativo, contrario a la tendencia espectacular del mainstream, muy a la manera del cine ruso como el de Eisenstein o el de Tarkovski. Es un estilo sólido y congruente que se conserva de principio a fin, y resulta muy adecuado a la tragedia original, maridando deliciosamente con los vastos y fríos paisajes escoceses del medioevo. La fotografía es uno de las caras más notables de este diamante. No sólo los grandes planos secuencia (de nuevo Tarkovsky), sino, contrapunteando, los close-ups y las cámaras lentas de los detalles en ciertas escenas, entre otras cosas.

Las actuaciones son excelsas, por supuesto encabezándolas Michael Fassbender (Macbeth) y Marion Cotillard (Lady Macbeth) que hace un personaje a la altura dramática de ese otro inolvidable y  tan diferente como Edith Piaf en La Vie en Rose. La actuación de ambos encaja en el estilo contemplativo de toda la obra, y el espectador puede introducirse en los universos horrorosos de ambos personajes, y puede comprender la maquinaria de locura y de muerte que ambos construyen, movidos por los hilos de las brujas.

Aquí también cabe destacar a las brujas, quienes sorpresivamente aparecen acompañadas de una niña y un bebé. Y dentro del estilo sobrio, no presentan ninguna característica física que acentúe su sobrenaturaleza, como es usual. Su apariencia es la de cualquier grupo de mujeres campesinas. Su sobrenaturaleza consiste en el momento en que aparecen, y en la actitud de absoluto testimonio. Esta característica la comparten los fantasmas que se aparecen ante Macbeth, como unos personajes más en alguna concurrencia, casi sin destacarse, presentando si acaso sus heridas de muerte.

La tragedia es expuesta al máximo: la maquinaria de muerte construida por los Macbeth termina consumiéndolos. Fassbender y Cotillard forman una pareja impresionante dentro de un escenario inolvidable elaborado por un joven maestro. Tengo una gran inquietud por ver su próxima película, Assassin's Creed, en la que probablemente el trío Kurzel-Fassbender-Cotillard volverá a esculpir algo interesante, por lo menos. Veamos.